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Nada le es ajeno (Bridget Riley)
2007 Alicante. Publicado en «Los Cinéticos». Museo Nacional de Arte Reina Sofía. Madrid.
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Nada le es ajeno

Bridget Riley no resta.

El arte abstracto de tendencia geométrica ha reducido más que cualquier otro movimiento artístico los elementos que componen la obra de arte. Los constructivistas, los concretos, el arte sistemático, el Harg Edge o el minimal ahondaron en este proceso restringiendo colores, formas y, sobre todo, cualquier atisbo de huella personal. Las emociones desaparecieron de las obras. Qué duda cabe que los logros han sido extraordinarios y que todos nos hemos visto subyugados por ellos, pero…

Bridget Riley presenta unos sistemas de repetición basados en formas geométricas elementales: cuadrados, triángulos, círculos o meandros en riguroso blanco y negro, formas universales fácilmente reconocibles que, al aumentar considerablemente de tamaño respecto al de las redes decorativas tradicionales, cambian de concepto y de apariencia provocando un potente impacto visual acrecentado por las acciones que estas formas desarrollan y por los efectos que derivan. La acción se percibe como un fenómeno que modifica el aspecto pero no la estructura del sistema, como un suceso que nuestra mirada constata y que recompone continuamente. Riley "naturaliza" la rigurosa abstracción geométrica con acontecimientos que afectan al ritmo regular de la estructura repetitiva y que son visualmente compatibles con el sistema. La inestabilidad penetra en la estabilidad geométrica provocando no una sino múltiples composiciones en continua transformación que el espectador se encarga de activar.

Bridget Riley desafía el intransigente rechazo de la abstracción geométrica a mostrar los sentimientos personales y consigue que la rígida geometría sea transmisora y receptora de emociones. Un triunfo para el arte que no debe arrastrar obligaciones ni condiciones.

Fall es apenas unas finas líneas en blanco y negro dibujando meandros con un determinado ritmo, instantes después esta descripción se diluye en otra, más tarde en otra y así sucesivamente. El espectador ya no es un agente pasivo ni es un ser fragmentado sino un ser dispuesto a recibir lo que está dispuesto a dar. Cuando vemos las pinturas de Bridget Riley, en esta ocasión Fall, una profunda sensación de plenitud se extiende en el tiempo: es la culminación de un compromiso.

Bridget Riley no resta, suma, y en esa suma nada le es ajeno.

Teresa Lanceta Aragonés, Alicante, enero 2007