Biografía

Prensa

ABC de las Artes, ABC Cultural, 2/4/1993
1993 Sobre la exposición «Esperando el porvenir» en la Galería Buades.

Teresa Lanceta,
también pintora

Juan Manuel Bonet

La primera exposición madrileña de Teresa Lanceta (Barcelona, 1951) se celebró hace un par de años en la misma galería que ahora vuelve a dar cabida a su trabajo. Si entonces la artista mostró un conjunto de sus tapices, más unos cuantos "collages", ahora lo que da a conocer son exclusivamente lienzos.

En sus tapices, que por su belleza formal y por su calidad de realización fascinan a cuantos los conocen, Teresa Lanceta ha sabido renovar viejas tradiciones, especialmente las de Marruecos, un país donde ha residido largas temporadas.

Sabíamos que a lo largo de los últimos años Teresa Lanceta, paralelamente a esa obra textil, se había enfrentado al reto de la pintura. Los "collages" de vivos colores, y muy matissianos, que había empezado a mostrar junto a sus tapices, sugerían ese camino, y demostraban que, efectivamente, era capaz de salir airosa también en ese terreno.

La actual exposición de Teresa Lanceta, de una calidad más que notable, está integrada exclusivamente por lienzos de diversos formatos. Lienzos primero uniformemente coloreados, de gris, de rosa o de verde turquesa, sobre los cuales la pintora en unos casos traza escenas neblinosamente figurativas, siluetas infantiles, ratones, gatos y en otros construye frágiles castillos con algo de kleeiano, o constelaciones casi abstractas.

Muy cuidados y sutiles desde el punto de vista cromático, estos cuadros llaman la atención por cómo en ellos la técnica tradicional de la pintura es complementada por recortes y calados, y también por cosidos y bordados. Resulta inevitable asociar la presencia de tales técnicas con el universo de lo textil, es decir, con la faceta hasta ahora más conocida de la obra de Teresa Lanceta. Ya Rosemarie Trockel había incorporado, no sin ironía, tan femeninas labores al ámbito pictórico. Más atrás en el tiempo, debemos recordar la importancia que tienen los cosidos en Burri o en Millares, y la incisión en Fontana.

La de Teresa Lanceta es una buena exposición, una exposición de pintura que se sostiene por sí sola, sin necesidad de tapices. Especialmente notables son los cuadros de gran formato de la primera sala, con su cromatismo austero; las escenas, tiernamente balbucientes, de ratones y de gatos; y de la pared final -en Buades, casi siempre el punto fuerte de todas las exposiciones-, con dieciocho cuadritos, todos del mismo formato, y que terminan funcionando como un políptico.