El arte textil de las zonas rurales marroquíes, como en muchas otras partes del mundo, está en manos de mujeres. Los hombres, en algunas ocasiones, ayudan a la ejecución de las alfombras, y en las ciudades manejan los telares de bajo lizo fabricando telas, pero todo el proceso del tejido está en manos de mujeres: hilado, tintes, anudado, etc. y lo que es mucho más importante, todas aquellas decisiones creativas que reviven la tradición transmitida. Mujeres con un entorno rural de influencia nómada, con una subsistencia muy condicionada a la naturaleza, con toda la grandeza y las tremendas dificultades que ésta encierra, y con un entorno familiar y tribal que marca todos sus actos. Bajo religión musulmana. Y, anónimamente dentro de la colectividad, de ellas es el arte. En la periferia de las periferias, el arte útil, el arte para la vida.